¿Te has preguntado alguna vez, cómo funciona la memoria al estudiar? ¿cuál es el proceso que sigue para asimilar información nueva cuando estudias? Resulta muy interesante que conozcas este proceso para que entiendas muy bien por qué es tan importante la aplicación de técnicas de estudio adecuadas, prácticas y eficaces en tu estudio diario.
¿Cómo funciona la memoria al estudiar?
La memoria al estudiar sigue un proceso de tres pasos para almacenar nuevos datos:
Primer paso: Registro de la información.
Entrada de la información en la memoria.
La información nos llega principalmente a través de nuestros sentidos (vista, oído, olfato, gusto y tacto). Antes de almacenarla en la memoria, tenemos que registrarla. Para que el almacenamiento de la información sea de calidad, el registro tendrá que ser de calidad. Al poner en funcionamiento la memoria al estudiar, es primordial utilizar las técnicas adecuadas, mantener un buen nivel de concentración, evitar o reducir al máximo las distracciones, etc.
A la hora de estudiar, una de las principales preocupaciones es memorizar y grabar datos de forma correcta en la memoria y después ser capaz de recordarlos en el momento en el que se nos exige. Para que estos dos pasos sucedan de forma eficaz, antes hemos tenido que registrar la información de forma eficaz.
Para registrar adecuadamente la información cuando estudiamos es muy importante que ésta, esté bien organizada, categorizada, se comprenda, los conceptos estén claros, se identifiquen todas las ideas y se analice correctamente la estructura del contenido, integrando códigos de colores o sintetizando la información mediante esquemas, mapas mentales, etc.
Segundo paso: Almacenamiento (retención) de la información.
Almacenar la información en la memoria.
Es el proceso a través del cual retenemos la información en la memoria para después poder recuperarla.
Dependiendo de la forma y la intensidad con la que se haya registrado la información (primer paso), así se mantendrá durante más o memos tiempo en la memoria y podremos recuperarla con mayor o menor precisión.
Principalmente, se puede hablar de tres tipos de almacenamiento: Memoria sensorial, memoria a corto plazo y memoria a largo plazo.
Memoria sensorial: Primera toma de contacto con la información. Se registra toda la información que nos llega a través de los sentidos. Esta información la interpretamos y dependiendo de la atención que se le preste, se olvidará o pasará a formar parte de la memoria a corto plazo. Este tipo de memoria es la puerta de entrada de la información y su tiempo de permanencia y capacidad es limitado.
Memoria a corto plazo: Parte de la información que hemos recibido a través de nuestros sentidos, pasará a formar parte de la memoria a corto plazo, con el objeto de que perdure durante más tiempo en nuestra memoria.
Esta memoria es de corta duración (20 – 30 segundos). Si queremos que la información recibida se mantenga durante más tiempo, hemos de repetirla varias veces, relacionarla, asociarla, darle un sentido y comprenderla con el fin de que pueda pasar a formar parte de la memoria a largo plazo. De ahí la importancia de aplicar técnicas de estudio eficaces que nos ayuden a asociar, comprender y retener la información para después recuperarla con precisión y exactitud. Por ejemplo: subrayados de calidad, mapas mentales, esquemas, mapas conceptuales, dibujos, gráficos, etc.
Memoria a largo plazo: Se trata de un almacén ilimitado en el que la información perdura durante largo plazo en nuestra memoria.
En ocasiones, debido al impacto de la información recibida por los sentidos, no es necesario trabajarla para que pase a formar parte de la memoria a largo plazo, pero en otras ocasiones resulta muy necesario mantener la atención en la tarea, aplicar estrategias de repetición, asociación, comprensión y la práctica continuada para que lo aprendido se mantenga en este almacén de memoria. Cuando la información llega aquí, se dice que se ha memorizado porque somos capaces de recordarlo transcurrido un tiempo.
Tercer paso: Recuperación de la información.
Recordamos la información memorizada.
Es el proceso en el que recordamos la información que previamente hemos almacenado.
Para recuperarla correctamente, hemos tenido que almacenarla de forma adecuada, si no ha sido así, se producirán sesgos, errores o la información se recordará parcialmente.
Para que todo esto funcione y puedas recordar la información de forma precisa, siempre se recomienda realizar varios repasos de lo aprendido y aplicar técnicas de autoevaluación a través de las cuales puedas poner en práctica este proceso de recuperación de la información. Por ejemplo: expresar lo aprendido de forma oral o escrita, realizar simulaciones de examen, etc.
La información que queramos aprender, se memorizará atendiendo al grado en el que se haya procesado.
Superficial: Si se ha dedicado poco tiempo y se han empleado pocos recursos y técnicas para su aprendizaje. La información tiende a olvidarse rápidamente.
Intermedio: Se emplea algo más de tiempo y se aplican algunas técnicas y recursos para su memorización y posterior recuerdo.
Profundo: La atención se focaliza de forma mantenida e intencionada. Además se emplea el tiempo necesario para el aprendizaje y se aplican diversas técnicas y recursos para trabajar la información.
Recuerda: la mejor forma de memorizar es comprender, asociar y darle sentido a la información.